Buen Camino
Confieso que mi principal motivación para sentarme frente a la pantalla cada día es la satisfacción que produce el sonido del teclado en mi cerebro neurodivergente.
Como pretexto para este escape sensorial, hace casi 20 años inicié un proyecto que parecía personal pero resultó ser bastante colectivo: Yoco.
El dinero no ha llegado a raudales a mí, como me prometió la fantasía romántica del "ser tu propia jefa", pero sí nos permite hoy tener sueldos decentes y estabilidad laboral, aún estando en un sistema generalmente adverso para el emprendimiento.
En lo personal, mi autoempleo en Yoco ha respondido a la necesidad de validación y reconocimiento de mi subconsciente. En consecuencia he trabajado muchas horas diarias motivada por el afecto de mi equipo, el agradecimiento de nuestros clientes y el reconocimiento social que recibimos los emprendedores.
Recién cumplí 45 años. "Más 45, son 90" me dijo mi hija como señalando lo obvio de estar en el tuch* de la vida.
Las nubes del burnout perpetuo se empiezan a despejar y empiezo a notar que realmente no tengo muchas motivaciones adicionales al trabajo y que esta no es la vida que quiero para mis hijos ni para mis personas amadas ni para mis no-hijos, compañeros de trabajo.
Es como estar eufórica para ciertos aspectos de la vida y deprimida para otros, aunque no estoy deprimida para nada.
Hace un par de años una mejor amiga y yo nos planteamos hacer el Camino de Santiago. No concretamos la idea en un plan, pero en unos días me iré con mi compañero a caminar 260 km de Portugal a España cargando una mochila de 8 kilos y 25 años de sedentarismo.
En preparación a esta nueva travesía, he negociado fuertemente con mi ego para recordarle que nadie es indispensable. Somos polvo de estrellas y todo eso.
Por mi salud mental, le dejé a los nueve maravillosos seres humanos que forman el Team Yoco, instrucciones tipo “cuando pasa esto, hago esto”, pero sé que ellos son mucho mas nerds que yo y no me extrañarán tanto.
No sé si terminaré la ruta ni si encontraré el caldero de oro al final del Camino, pero desde ahora siento los primeros efectos de una nueva transformación personal y quería compartirles un poco de esto.
Buen Camino :)
*Tuch: ombligo, en maya.