Razones para tener un podcast feminista y anticapitalista
Concuerdo con la creencia de que la mayoría de las personas que emprendemos, que iniciamos y gestionamos pequeños negocios, realmente debemos llamarnos autoempleadas.
Esto va en contra de lo que nos dicen los coaches de negocios, que siguen fielmente el lenguaje de dominación del capitalismo patriarcal: "ustedes están aquí para hacerme rica".
Yo pensaba lo mismo: que sería mi propia jefa, que tendría mi propio horario, que viviría cómodamente y más promesas de libertad y riqueza que nos hicieron a los emprendedores de los 2000 a cambio de ser disciplinados, despertarnos a las 5 a.m. y creer que el pobre es pobre porque quiere.
Me tragué el cuento de "los negocios y la amistad no se mezclan" mientras creaba amistades y después las perdía a causa del negocio. Soy una persona que ama intensamente y siempre he sentido mucho cariño por las personas con las que comparto la mayor parte de mi día, en espacios de trabajo. La mayoría de ellas ya no son mis amigos hoy, porque mi emprendimiento ha mutado, ha muerto y revivido y la única constante al final he sido yo. Y el dinero, el único valor que reconocemos claramente, muchas veces divide.
También creí que era cierto que debía comportarme en los espacios profesionales como si no tuviera hijos. Que para recibir el ansiado halago misógino "eres como uno de nosotros", tenía que esconder que me estaba partiendo en mil para gestionar la crianza de mis hijos al mismo tiempo que mi exigente autoempleo.
Me relacioné con personas que abusaron de mi empeño y de mi cariño para trabajar poco y ganar mucho.
El asunto no es ser víctima. No lo soy.
Se trata de desmantelar las ideas románticas que nos hacen sufrir, sobre el emprendimiento, la maternidad, las relaciones y muchos temas más. Las mujeres estamos al margen de un sistema que se percibe como igualitario pero no es equitativo. Algunas hemos tenido acceso a ciertos privilegios como ser parte de las cámaras empresariales, pero no a tener voz y voto; a tener libertad de horario, pero sólo para criar y cuidar a otros sin tregua; a ganar dinero, pero dando crédito a empresas más grandes...
Quiero platicar un poco con otras mujeres que emprenden. Conocer su historia, saber si cuentan con redes de apoyo, escuchar su opinión y experiencia sobre el emprendimiento y el autoempleo. Tal vez enojarnos un poco con el sistema, abrazarnos simbólicamente o debatir sanamente, pero siempre con el deseo de aprender juntas.